27 de febrero de 2009
Rosa de la paz
Colgadas del cielo
abajo, a sus pies
el agua corre libre
erosionando el suelo
Asomado al Huécar
desde su balcón
ves de lejos venir
al amigo o al enemigo
Si te has de preparar
para cruenta batalla
o si has de podar
la más bonita del rosal
Íberos, después romanos
el islam, los cristianos
judíos como siempre
entre calles escondidos
Suspendida en el vacío
por sus calles todos pasaron
después de las batallas
pero en ella no repararon
Ella siempre estuvo allí
para todos por igual
no entendía ni quería armas
esperando una mano valiente
La mano que de certero corte
llevará a la más bonita
sin dioses por testigo
la rosa más bonita del rosal
22 de febrero de 2009
La Ciudad Encantada… Yo más
El día anterior a mi visita a la Ciudad Encanta, le pregunte a José Manuel, el posadero, como llegar a ella… “Ni se te ocurra ir, si aquí en Cuenca hay nieve, aquello que esta 400 metros mas cerca de la luna, debe estar imposible, no vayas.”
Bueno afortunadamente, en este caso, soy cabezota. Amaneció soleado el día, botas de montaña, doble nudo, ropa de ciudad y para el coche a comerse esos 400 metros de más, la hoz del Júcar marca el camino a seguir, hasta que las montañas lo dejan abajote y no se le ve, la primera sorpresa el Ventanuco del Diablo, sabía que andaba por la zona, pero no tenía intención de visitarlo, unos coches aparcados y una batalla de bolas de nieve me convenció para detenerme y asomarme, mereció la pena, el ventanuco en si, con sus chupones de hielo cayendo en busca del suelo para unirse a las aguas que mucho más abajo recorren la hoz con gran estruendo. Esas eran las vistas que nos ofrecía la ventana natural y la sierra conquense nevada.
Hasta aquí el camino fue fácil, pero desde este punto se complicaba poco a poco, nieve sobre el serpenteante asfalto, placas de hielo. Un giro a la derecha, con el cartel Ciudad Encantada, era también indicativo de que las dificultades aumentaban, eso si el paisaje también aumentaba en belleza, abetos cargados de nieve.
Un par de coches estacionados en la propia carretera, pues la nieve impedía acercarse a la cuneta, indicaban la entrada a la Ciudad Encantada, así que sin pensarlo dos veces, para dentro… “Tengan cuidado, está complicado, el suelo resbala, pero se puede hacer el recorrido, sigan las huellas…” ¿Huellas?, ¿qué huellas?, bueno si se notaba más o menos el camino a seguir, aunque a veces la huella hacia desaparecer la pierna hasta la rodilla, no se eso cuanto es en centímetros, no es cuestión de medirlo ahora.
El recorrido es un master en piedras, estas son rocas de gran tamaño, y la primera que te encuentras es la más significativa, el Tormo alto, dos jóvenes sevillanas me piden que les haga una foto, con el Tormo a sus espaldas, la cámara tiene delito, pero quedan conformes, así que más adelante me vuelven a pedir otra foto, y más adelante otra, ahora con el móvil, y…. decido ir más despacio, las sevillanas, con sus playeras desaparecen… ufff... que alivio, bueno también me hicieron fotos ellas a mí, entre risas, por puro compromiso. Siguiente piedra, los barcos… lo digo antes de ver un cartel que lo indicaba, pero es que no podía tener otro nombre… Aparecen las sevillanas de nuevo, en dirección contraria, creo que empachadas de nieve y frío, aunque no lo hacía, (0 grados, ni frío ni calor) pero claro en Sevilla la nieve y el frío no es ninguna maravilla, en fin una pena, que se marchen las sevillanas, por las fotos, claro por las fotos…que no camino sólo. Bueno la nota alegre, buena gente Ojú.
Las rocas se suceden una tras otras, una con rostro humano, hoy con el cabello blanco, me recuerda a alguien. La Foca, otra roca, estaba encantada con su pelota nevada, Los Osos tampoco extrañaban la nieve, y seguro que por culpa de la nieve me perdí alguna otra forma… pero que importa estaba precioso, el mar de rocas, convertido en mar de nieve.
Una zona llamada los toboganes, muy estrechita, y eso en forma de tobogán te lleva hasta el Convento… pena no haber llevado un trineo, sería la envidia del tobotronc de Andorra. El Convento es otra roca con un paso que te lleva a la Plaza Mayor, hoy desolada, aunque me sorprendió no ser el único valiente que visitó la Ciudad Nevada, así que tendré que compartir la gloria con todos ellos, y sus miles de fotos, yo hice más de cien, así que es cuestión de multiplicar, pero como medirme la rodilla, tampoco voy a hacerlo ahora.
En fin José Manuel, hubiera parado de nuevo, si en el Parador, para decirte que menos mal que no te hice caso… pero estoy convencido que me dijiste que no fuera, para que si fuera… simplemente por llevar la contraria. Yo voy a hacer lo mismo con quienes se hayan atrevido a leer esto… Ni se os ocurra ir a la Ciudad Encantada, y mucho menos si esta nevada…
En la entrada o salida del acceso, depende de lo que toque, hay un par de restaurantes y mucho campo sin vallar, pero igual de bonito, ideal para pasar un agradable día, por si no me haces caso y decides ir…
Encantado, esta ciudad si que me gusta… me quede con las ganas de traerme una miniatura del Tormo, pero una piedrecita si se vino en mi bolsillo, de la zona sin vallar, y sin peaje, claro.
9 de febrero de 2009
Colgado de Cuenca
Si ya se no me he complicado mucho la sesera poniendole título a esto, yo por mi no le pondría título a casi nada pero parece ser que nuestro cerebro, esa persona que vive dentro de nuestra cabeza necesita cierto orden y situar las cosas de alguna manera, y eso debío decirle al programador que puso una ventana con el título, TITULO y un espacio limitado por rellenar...
Que rollo ¿no?, con la de cosas que hay por hacer... que prisas... bueno en la ciudad de las casas colgadas, olvidate de las prisas, no son necesarias, esta todo cerca, muy cerca y te pones te pones y ya has llegado, aunque no quieras.
Yo creo que lo hice todo al revés, baje por la Subida a San Pablo y subí por la bajada de las Angustías, pero es que yo seguí el curso del Huécar y tiraba por ese camino en busca del Júcar, cuando yo lo vi bajaba bien crecidito... con mucho brio y con muchos humos, aunque hay quién me dice que en verano, se le bajan, los brios y los humos... en fin hay quién no lleva bien los calores y el Huécar es uno de esos rios que imitan al Guadiana, aunque este desaparece por pura vagueria estival.
La Sultana me acogió en Cuenca, vamos todo un lujo y de verdad que no soy dado a lujos, mi bolsillo no me deja. Y bueno si has estado alojado en el, ya sabes que te hablo del Parador de Cuenca, La Sultana es la roca que lo vigila, para que todo permanezca casi igual que cuando fue Convento, el de San Pablo, muchos años atras, aunque en realidad no tantos, hasta hace bien poquito fue convento, aunque no con los mismos dueños que en el inicio. Ya que un tal Mendizabal... que insensato el, con sus amortizaciones, quito los bienes a la Iglesia para recaudar dinero para todos sus legítimos dueños, los españoles... pero no se quien dijo... con la iglesia hemos topado, no se si Quevedo, o Cervantes en boca de un tal Quijote... en fin todos unos locos... si es ironía o esperpento o no se que es... pero es que me dolió que un bien Patrimonio de la Humanidad como la Catedral de Cuenca, fuese de pago... de pago para engrandecimiento de la Santa Madre Iglesia... Mucho mejor visitar la Ermita de la Virgen de las Angustías, con su bajada la que yo subí, también me quedo con el Museo de Cuenca, el provincial, bien chulo y el fin de semana es gratis, justo cuando uno puede ir. Hay más museos, el de la ciencia, una torre Mangana, digna de verse, supongo que algún dia desde su terraza se podrá contemplar el atardecer, precioso en esta ciudad, el típico color rojizo lo inunda todo, visto desde el Júcar es una pasada... desde la torre, sus obras no me lo dejaron, pero todo se andara... Ah casí se me olvida... las casas, el museo de arte abstracto y el restaurante, las casas colgadas, esas no es que haya que verlas... es que te tienen que ver a ti, a lo japones, en una foto... si no es que no pasastes por Cuenca.
Sonrie... click. Ya lo tienes todo...
Bueno todo no, faltan unos miguelitos, son de la Roda, pero están tan ricos con un chupito de resoli. Ah bueno ya que hablamos de viandas, hay lugares muy típicos, la siempre presente casa colgada dicen que es un lugar que por sus vistas ya merece la pena comer en el, pero digo yo que si estas en el, no puedes verlo, y yo en todo caso cuando como, lo que tiene que tener bonita vista, o pinta es lo que esta en el plato... En la plaza Mayor hay restaurantes, no para aburrir, pero más que suficientes, y a precios más cercanos, para capricho, mejor pasar al restaurante del parador, el refectorio del antiguo convento, con su púlpito y todo, no el que se come, no el otro... el de echar la charla a los comensales.
2 de febrero de 2009
Los adoquines de Lisboa
Lusitania Express... Chamartin 9 de la noche última llamada para los señores y señoras pasajeros. El viejo talgo diesel inicia lentamente su marcha, dirección norte, Ramón y Cajal, Pitis... mi casa, paso al lado de ella, no las chabolas de Pitis no, unos kilómetros más adelante, acabo de desandar los pasos dados para coger este tren, que parece sacado de otro tiempo, en realidad es igual, es el mismo tren de tiempos atrás cuando se aprovechaba para dormir mientras se viajaba, las literas son las mismas, el lavabo, las cortinas, los pasillos, todo igual, igual de incomodo, pero con mucho encanto.
El Escorial, buen momento para tomar el café, venga y un donuts, y una cocacola y patatas fritas para llevar, como se dice, camarote, no idiota, es un tren... al "compartimento", algo así creo, que palabra más fea, bueno compartir no es feo pero "compartimento" que asco de palabra.
Los interventores hablan en el vagón-bar uno en español, el otro en portugués, cada uno tiene su tiempo de poder, la frontera da descanso a quién no es del lugar y trabajo a quién lo es... hablan de que se podía tardar menos, pero un tramo, nos relentizara el ritmo, por el abandono de sus vías.
Casi las 12, se tontea un poco con el portátil, ya que se vino..., y hora de escalar a la litera, coscorrón con el techo y a intentar dormir, traqueteo ruido pitido del tren cuando se acerca no se sabe a que... por fin el sueño llega... junto al amanecer ya en tierras lusas, la cortina mal cerrada me lo hace saber, otro coscorrón para cerrarla y golpe con la barandilla, en la rodilla, si la rodilla no preocuparse aunque duele igual que un golpe ahi mismo.
Toc, toc, la puerta, estación de no se que, la de Calatrava, la de la Expo, jo si no es la mía, pero bueno viene bien, para visitar el baño, también de otra época y probar el minilavabo del "compartimento", por suerte es la última parada hay tiempo de sobra para sacar las maletas sin quedarse en el tren, las 8 de la mañana, esto es Lisboa, parece un pueblo, la estación, pequeña con viejos trenes, la cantina más vieja aún, así que mejor buscar el desayuno en el exterior, bueno todo igual de viejo... ¿esto es el centro? me recuerda Tánger no se por que pero me lo recuerda, a si, por viejo. El tercer intento merece la pena, el café excelente y las tostadas toda una sorpresa, riquísimas, los más golosos ya pueden empezar con los pastelillos, por que esperar a Belén.
Un día es un día, taxi al hotel, será el último del viaje, y el de mucho tiempo después hasta que vuelva a tocar. Maletas para arriba, no, no se puede demasiado temprano, es lo bueno de viajar en la noche, que no hay tráfico sólo algún mercancías. Gente maja la del hotel se hacen cargo de las maletas, gente muy maja por todos lados, aunque uno siempre recibe lo que da, que majo, ¿verdad?.
Las 10 de la mañana y la Plaza del Comercio invita a pasar a la ciudad, a dar la espalda al Tejo, sólo será un momento, es imposible vivir despaldas al río que da vida a esta ciudad, si ciudad, pueblo grande, con su ropa tendida al sol pero también ciudad, moderna, aunque sus gentes lo son más, ellos han cambiado mucho más y más rápido que esta vieja ciudad. Lisboa no es ciudad para tacones imposibles, ni tan siquiera los posibles, así que damas, y caballeros, zapato plano cuanto más cómodo mejor, porque Lisboa hay que patearla de arriba abajo, bueno para arriba mejor, los elevadores, los tranvías que se comen las escalinatas, así los sufridos pies descansan para retomar los adoquines... toda la ciudad esta adoquinada, blancos y negros, los negros marcan la diferencia y no va por Obama, ni por eso otro, simplemente indican el camino a seguir y cuando te pierdes mejor subirse a un tranvía, no importa cual, vetusto o moderno... es igual, consultas el plano y en cuanto sitúes el número del tranvía con algo de tu interés, otra vez a echar pie a tierra, eso si en los viajes en tranvía, cuidado, hay mucho turista, y ya sabes donde hay turistas... va con ellos, los carteristas y sino que les pregunten a los usuarios del metro de Madrid, ese que vuela, vuelan las carteras.
Es temprano pero el olor a Bacalao a la portuguesa, ese te dice que es buena hora, y se da cuenta de el... el primer día pagas la novatada, vamos las tapas... jo estos Lisboetas,(suena raro) que de aperitivos ponen con las cervezas... y claro la novatada la pagas junto con el resto de la comida, asi que la siguiente... no gracias no me pongas aperitivo... muchas gracias.
Hay muchas cosas por ver, el Chiado, con su elevador, ese que dicen que hizo Eiffel pero no la hizo, el castillo de San Jorge, son los dos sitios que mejor vista nos regalan de la ciudad, por que eso siempre es gratis, aunque no el pasar a ambos miradores. Bueno con una de las tarjetas de transportes, si que se puede subir al elevador de Santa Justa, pero hay tantas, menudo jaleo...
Nada es imprescindible, en Lisboa ni en ningún sitio, bueno si en Lisboa las castañas, las asadas, blancas... jo como harán que yo no consigo plagiarlas, ah vale si también merece la pena asomarse al Tejo, el Tajo que es más nuestro que suyo, nosotros se lo llevamos hasta allí bien crecidito, no se nos vayan a quejar. En ese paseo esta Belén, sin portal, pero con Torre, con catedral y hasta cuando yo estuve con su media maratón, la que se formo, cuando la hagan entera no se yo..., El monumento a los descubridores, y lo mejor que leches, el ferry para cambiar de orilla, otro billete parecido pero distinto, vamos que no me vale el que llevo tengo que volver a pagar... ah los pastelitos... los de Belén ahora es el momento. De vuelta a la plaza del comercio, en tren, los tranvias cortados por la maraton, esta vez mi acto de rebeldía es colarme y no pagar el billete, hasta que llego el revisor, a cambiarse de vagón para evitarlo, menudo rebelde... Los tranvías que por aquí se han asomado son del museo de los tranvías de por allí ahora lo pongo bien, está justo debajo de un pilar del puentecillo ese, el 25 de Abril... ese día que se regalan claveles, para recordar una revolución pacifica que acabo con una dictadura malvada, como todas... vamos igualito que sus vecinos del otro lao de la raya. Bueno a nosotros nos queda regalar una rosa por San Jorge, o simplemente cuando nos lo pida el cuerpo, el cuerpo de la chica a quién va destinada ese es el que nos lo pide, aunque ella no lo sepa.
Va cayendo la tarde... los adoquines siguen sufriendo nuestro paso por encima, o somos nosotros quien los sufrimos, bueno ni pati ni pa mi, pero merece la pena seguir caminando, seguir descubriendo rincones... tiendas donde te llevas la mezcla de los mejores cafés, si prefieres ya molido, bombones... vamos todo muy light, después de una caminata así nada engorda. Cenar es igual de fácil que comer, para todos los gustos, para todos los bolsillos... es cuestión de probar... yo me conformo con un bocata eso si un licor después cuando ya la oscuridad de la noche, nos descubre una nueva Lisboa, en una de sus bodegas, y bueno el licor es fuertecillo si la idea es llegar en óptimas condiciones al hotel, mejor tomar un Oporto, o dos...
Ya paso el día en Lisboa toca volver a la otra capital ibérica, han sido 5 días, pero me pareció uno solo, el tiempo que en Lisboa parece estancado, corre a toda velocidad tan rápido como en todas partes... aprobechemoslo.
De la capital de Lusitania, en otros tiempos fue Emérita Augusta, Lisboa toma el relevo, sólo me traje lo que aquí se ve... unos carris, los tranvías en Lisboa se llaman así, Carris debio ser como Barreiros en Madrid, sólo que los tranvías de Carris no calleron en el olvido como nuestros camiones... en otro tiempo gloria de las carreteras de toda Europa, hasta los franceses los respetaban a un "Barreiros" no se le vuelca. En Lisboa a parte de subirte a ellos puedes ver toda su historia en http://www.carris.pt/museu/museu.html. Ha bueno que los carris, no son míos, me los han prestado sus pequeños propietarios, y la torre de Belén ya quisiera yo que fuera mía, pero es de todos, es patrimonio de la humanidad.
La vuelta a Madrid, no será desde Santa Apolonia, la vieja estación, será desde la de Calatrava... para volver a ver esos tranvías modernos, esos que van por el aire, lo llaman teleférico, no llevan a ninguna parte, pero desde lo alto se puede ver ese sitio donde preparaban la mejor caipiriña de Brasil, digo Portugal y a que precio... regalao, por su culpa el tren hay que tomarlo ya en marcha...
Obrigado Lisboa
Suscribirse a:
Entradas (Atom)